Cuando Paula Sifuentes pasaba por las instalaciones de Trancasa camino a su anterior trabajo, nunca había visto a una mujer al volante de un camión de carga. Para ella, ese era un mundo dominado por hombres, hasta que un día, presenció algo que cambiaría su perspectiva: una operadora maniobrando con seguridad y destreza. En ese instante, una pregunta se instaló en su mente: “Si ella puede, ¿por qué yo no?”. Esa chispa de inspiración la llevó a dar el primer paso en su camino dentro del mundo del transporte, ingresando primero como operadora de transfer y luego dando el salto al desafiante mundo del B1, cruzando rutas por todo Estados Unidos.
Un camino de esfuerzo y crecimiento
El trayecto de Paula en Trancasa comenzó desde la base, como operadora de transfer. Durante dos años, demostró con su trabajo que estaba lista para más. “Yo siempre dije que quien iba a hablar por mí era mi trabajo, así que le eché todas las ganas”, comenta. Su esfuerzo fue reconocido, y así le llegó la oportunidad de manejar un B1. Pero su motivación iba más allá: “Me encantaban los camiones Cascadia rojos, un día dije que manejaría uno… ¡y bendito Dios, se hizo realidad!”.
Rompiendo barreras en un mundo dominado por hombres
Ser mujer en la industria del transporte no ha sido un impedimento para Paula, sino un reto que ha enfrentado con determinación. “Aquí no hay trato especial, el trabajo es parejo para todos”, asegura. Sin embargo, destaca el apoyo de la empresa y la importancia de amar el oficio para hacerlo bien.
Desafíos en la carretera
Entre las muchas experiencias que ha vivido, Paula recuerda con especial intensidad su primera tormenta invernal en la ruta de California a Colorado. “Era la primera vez que manejaba en la nieve, iba sola y la ruta era complicada. En un momento, me tocó detenerme porque la nevada era demasiado fuerte y las áreas de descanso estaban saturadas. Terminé estacionándome en la salida de un área para camiones, sin moverme, hasta que llegó otro operador y supe que no estaba sola”. A pesar del miedo, superó la prueba y hoy ve ese momento como un logro en su carrera.

La belleza de la carretera
A pesar de los retos, hay gratificaciones en el camino. Paula menciona: “Pasar por Tennessee y Virginia es algo que nunca me cansa, cada viaje es una nueva experiencia”.
Más allá del clima y la geografía, lo que realmente la impulsa es la sensación de estar tras el volante. Para Paula, manejar no es solo una labor, sino una fuente de inspiración. Así, entre montañas imponentes y caminos cubiertos de blanco, Paula encuentra belleza en la carretera y motivación para seguir avanzando.
La inspiración para seguir adelante
Cuando se le pregunta qué la motiva a seguir cada día, Paula responde sin dudar: “Amo mi trabajo y amo a mi familia. Por ellos sigo adelante, y mientras Dios me dé fuerzas, seguiré aquí”. Para ella, el trabajo deja de ser una obligación cuando se disfruta, y cada viaje es una nueva oportunidad de aprender y crecer.
Paula Sifuentes es un claro ejemplo de que con pasión, esfuerzo y determinación, los sueños pueden convertirse en una realidad sobre ruedas